Quiero compartir una experiencia en mi vida, que lleva relación a lo que me dedico hoy y que de alguna manera olvidamos, o no le prestamos atención a esa parte de la historia que nos revela mucha información, a que dedicarse en la vida. Una de las preguntas que recibo en coaching, muy común en personas de diferentes edades, es como descubro mi propósito de vida, de alguna forma esto está conectado al deseo de ser feliz.
Cuando tenía 7 años iba a un colegio privado donde tenía buena relación con mis compañeros, sin embargo era muy inquieto en el salón, así que llamaban a mi madre por muchos motivos, pero el más concurrente era que no paraba de hablar y que interrumpía la clase, algo que quiero agregar, es que siempre estaba inventando algo para divertirme, era tanta la lata que daba que ya me habían colocado como un niño problemático, que al final no podían manejar, así que estaba prácticamente en segundo grado, en periodo de prueba, a ver si el próximo año podría continuar en la escuela o tenía que ver que hacía mi madre conmigo.
Una salida de clases estaba en el bus del colegio como todos los días, esperando que todos subieran para poder irnos, a mí me gustaba ir en la parte de adelante y recuerdo que era un busito Volkswagen que tenía la particularidad de tener en el medio del piloto y copiloto, un mueble que se convertía en asiento, era la tapa del motor, recuerdo como si fuera hoy, estábamos a punto de partir cuando humo sale de esa tapa, que dicho sea de paso, era mi asiento, yo siento en mi pantalón que se me empieza incendiar, todos los niños empezaron a gritar y la puerta del bus, solo se abría por fuera, las ventanas eran corredizas, era un caos y solo recuerdo niñas llorando y niños gritando, el conductor de una manera heroica sale huyendo y nos deja a todos dentro del bus, en ese mismo momento tomé la decisión impulsiva de salvar a todos los niños, empecé con los más chicos y los saque por las ventanas, recuerdo arrojar los libros para no perderlos y fui el último en salir, me queme el cabello, las cejas, se me incendio el pantalón, llegaron los bomberos y apagaron el fuego. Todo surgió muy rápido, de esa misma manera llamaron a mi madre a la casa, claro cuando ella llegó confundida no sabía si yo era que había provocado el incendio o que había sucedido, solo se encuentra conmigo quemado sin pelo, pero lleno de gloria, me llamaban el bombero salvador, realmente un niño de 7 años, no piensa en las consecuencias de sus actos pero lo único que sí recuerdo que el miedo y llanto de todos me activaron mis emociones y que yo tenía que hacer algo, gracias a ese día fue como borrón y cuenta nueva, pase de ser el niño problema, a ser el niño héroe de la escuela.
Dos cosas descubrí ese día uno, que mi vocación estaba en ayudar a los demás y segundo tenía la habilidad intuitiva de tomar decisiones rápidas, con esta historia personal quiero aplicar esta enseñanza a los jóvenes que buscan su vocación, que se preguntan ¿en qué soy bueno, a que me dedico? Yo les propongo que hagan un alto y en una hoja en blanco, escriban dos columnas, en la izquierda, que coloquen todas sus acciones de niño que hacían, que realizaban y así lo vayan desarrollando hasta su vida actual, en la columna derecha coloquen como lo desarrollan si lo hacían sin dificultad o consideraban muy fácil hacerlo, esto te dará un panorama de tus habilidad, destrezas y talentos naturales. De esta manera podrá ver en que te desenvuelves bien y créeme que enfocándose en estos puntos, podrán ver cuál es la vocación y el propósito de tu vida. Algo que he aprendido como especialista y coach de jóvenes, es que nada en la vida aunque parezca sin sentido es desperdiciando, ese comportamiento, tu forma de ser y de actuar, puede hacer que vidas sean transformadas y por último llegar a ser el héroe que el mundo necesita.
Paul Donato – Coach De Jóvenes